Por Bernardo Neustadt
Bernardo Neustadt: ¿No le parece un poco injusto tratar a todos los periodistas de colaboracionistas, de fascistas y de cobardes?
Oriana Fallaci: Los que estaban ayer en el incidente de la conferencia de prensa no eran ni muertos ni desaparecidos, eran los que habían colaborado con el régimen. En un momento se me ocurrió que si a esa gente le hubieran colocado un uniforme hubiera tenido enfrente mío a los fascistas. Pero al decir todo esto lo único que yo pretendo es ayudarlos.
Neustadt: ¿Pero cómo puede ayudar de esta manera? ¿Cómo puede decir que todos los que no murieron estuvieron a favor del Proceso?
Fallaci: Le voy a explicar algo: creo que el de ustedes es un problema de educación. Una amiga argentina me comentaba hace unos días que ella había nacido cuando subía Perón al poder, ahora tiene cuarenta y un años y votó solamente una vez. Ella fue educada bajo dictaduras militares, al igual que muchos otros ciudadanos de este país.
Neustadt: Eso no es novedad, lo sabemos todos.
Fallaci: Bueno, justamente, cuando sucede una cosa así, ¿qué pretenden? ¿Quieren que yo venga y los felicite? Puedo criticar al fascismo argentino porque soy ciudadana italiana y nací bajo el régimen fascista. La libertad no es una novedad...
Neustadt: Mire, sinceramente no creo que necesitemos su aprobación, pero permítame dudar de lo que dijo antes sobre ayudarnos. Me parece que en el fondo usted quiere apagar nuestras últimas luces de esperanza.
Fallaci: Personalmente usted no me interesa absolutamente nada, señor Neustadt. A mí me interesa el público argentino.
Neustadt: ¡Qué curioso!, no le intereso y, sin embargo, yo daría la vida por usted, daría la vida para que pueda aclarar lo ocurrido. Para eso la traje a este programa y tuve que soportar las críticas enfurecidas de todos.
Fallaci: Yo sé que a usted le interesa el personaje, la que hoy llama la atención en todos los diarios. Me trajo para fingir una liberalidad. Insisto, el episodio de ayer fue fascista. ¿Qué es el fascismo? Es prohibir al que piensa distinto, es intolerancia, es opresión. Esas personas se comportaron en forma fascista creyendo ser antifascistas. Eso es lo trágico de esta cuestión.
Neustadt: Aunque no comparto su visión tengo que reconocer que instalar esta reflexión me parece fundamental.
Fallaci: Así es. La libertad se logra con educación. Es un proceso muy largo que lleva generaciones, pero cuando su evolución se corta con golpes de Estado no se logra jamás. La búsqueda de esa libertad se hace en momentos pacíficos, como espero lo sea éste que comienzan. Si pudiera rezar junto a usted lo haría, porque este momento exige un gran esfuerzo, los argentinos van a tener que llenarse de tolerancia.
Neustadt: Entonces, para cerrar el tema, ¿realmente piensa que el periodismo argentino es cobarde?
Fallaci: El periodismo no se puede dejar doblegar. Sin un periodismo de régimen una dictadura no puede sobrevivir. Sin un periodismo que acepta ser censurado y a la vez autocensura, las dictaduras no existirían. Lo mismo pasa con la televisión, sin una TV que acepta ser censurada, o que se autocensura, en fin, sin una televisión de régimen, las dictaduras no sobrevivirían.
Neustadt: Voy a decirle dos palabras para que se identifique políticamente con una de ellas: ¿Liberal o anarquista?
Fallaci: Yo escribí un libro que se llama Un hombre para refutar las etiquetas y las esquematizaciones. Si existe en el mundo una persona que no puede ser etiquetada, ésa soy yo. Ahora, si usted me quiere acusar en el terreno filosófico de ser una anarquista... bueno, lo acepto.
Neustadt: ¿Usted es atea?
Fallaci: Sí, no creo en Dios sino en los hombres.
Neustadt: ¿Tampoco cree en la familia?
Fallaci: ¡Sí! ¡Adoro mi familia!
Neustadt: Terminó nuestro encuentro o desencuentro. Espero que se lleve una buena impresión de la libertad de esta noche.
Fallaci: ¡Espero que les dure!
Neustadt: La vamos a mantener, se lo prometo.
Oriana Fallaci: Los que estaban ayer en el incidente de la conferencia de prensa no eran ni muertos ni desaparecidos, eran los que habían colaborado con el régimen. En un momento se me ocurrió que si a esa gente le hubieran colocado un uniforme hubiera tenido enfrente mío a los fascistas. Pero al decir todo esto lo único que yo pretendo es ayudarlos.
Neustadt: ¿Pero cómo puede ayudar de esta manera? ¿Cómo puede decir que todos los que no murieron estuvieron a favor del Proceso?
Fallaci: Le voy a explicar algo: creo que el de ustedes es un problema de educación. Una amiga argentina me comentaba hace unos días que ella había nacido cuando subía Perón al poder, ahora tiene cuarenta y un años y votó solamente una vez. Ella fue educada bajo dictaduras militares, al igual que muchos otros ciudadanos de este país.
Neustadt: Eso no es novedad, lo sabemos todos.
Fallaci: Bueno, justamente, cuando sucede una cosa así, ¿qué pretenden? ¿Quieren que yo venga y los felicite? Puedo criticar al fascismo argentino porque soy ciudadana italiana y nací bajo el régimen fascista. La libertad no es una novedad...
Neustadt: Mire, sinceramente no creo que necesitemos su aprobación, pero permítame dudar de lo que dijo antes sobre ayudarnos. Me parece que en el fondo usted quiere apagar nuestras últimas luces de esperanza.
Fallaci: Personalmente usted no me interesa absolutamente nada, señor Neustadt. A mí me interesa el público argentino.
Neustadt: ¡Qué curioso!, no le intereso y, sin embargo, yo daría la vida por usted, daría la vida para que pueda aclarar lo ocurrido. Para eso la traje a este programa y tuve que soportar las críticas enfurecidas de todos.
Fallaci: Yo sé que a usted le interesa el personaje, la que hoy llama la atención en todos los diarios. Me trajo para fingir una liberalidad. Insisto, el episodio de ayer fue fascista. ¿Qué es el fascismo? Es prohibir al que piensa distinto, es intolerancia, es opresión. Esas personas se comportaron en forma fascista creyendo ser antifascistas. Eso es lo trágico de esta cuestión.
Neustadt: Aunque no comparto su visión tengo que reconocer que instalar esta reflexión me parece fundamental.
Fallaci: Así es. La libertad se logra con educación. Es un proceso muy largo que lleva generaciones, pero cuando su evolución se corta con golpes de Estado no se logra jamás. La búsqueda de esa libertad se hace en momentos pacíficos, como espero lo sea éste que comienzan. Si pudiera rezar junto a usted lo haría, porque este momento exige un gran esfuerzo, los argentinos van a tener que llenarse de tolerancia.
Neustadt: Entonces, para cerrar el tema, ¿realmente piensa que el periodismo argentino es cobarde?
Fallaci: El periodismo no se puede dejar doblegar. Sin un periodismo de régimen una dictadura no puede sobrevivir. Sin un periodismo que acepta ser censurado y a la vez autocensura, las dictaduras no existirían. Lo mismo pasa con la televisión, sin una TV que acepta ser censurada, o que se autocensura, en fin, sin una televisión de régimen, las dictaduras no sobrevivirían.
Neustadt: Voy a decirle dos palabras para que se identifique políticamente con una de ellas: ¿Liberal o anarquista?
Fallaci: Yo escribí un libro que se llama Un hombre para refutar las etiquetas y las esquematizaciones. Si existe en el mundo una persona que no puede ser etiquetada, ésa soy yo. Ahora, si usted me quiere acusar en el terreno filosófico de ser una anarquista... bueno, lo acepto.
Neustadt: ¿Usted es atea?
Fallaci: Sí, no creo en Dios sino en los hombres.
Neustadt: ¿Tampoco cree en la familia?
Fallaci: ¡Sí! ¡Adoro mi familia!
Neustadt: Terminó nuestro encuentro o desencuentro. Espero que se lleve una buena impresión de la libertad de esta noche.
Fallaci: ¡Espero que les dure!
Neustadt: La vamos a mantener, se lo prometo.
Tomada de el Portal del fallecido periodista Argentino de origen Rumano Bernardo Neustadt http://www.bernardoneustadt.org/contenido_435.htm La entrevista fue realizada para televisión y emitida en 1983.
La Foto cuyo autor no se indica en parte alguna, fue tomada de la Internet para compartirla aquí.
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